Mientras trabajaba en su tesis de máster en la Universidad de Hawái, el Dr. Harry T. Hollmann, le pidió que le ayudase a desarrollar un método para aislar los compuestos químicos activos en el aceite de chaulmoogra a fin de conseguir un tratamiento menos dañino.
Ya que, aunque cuando el aceite se aplicaba sobre la piel o se tomaba por vía oral o intravenosa, los pacientes con la enfermedad de Hansen observaban cierta mejoría, los resultados eran incoherentes. Solo ayudaban a calmar las molestias y hacía efecto en la piel; cuando también era necesario que llegase a las partes profundas del cuerpo. Además, también sufrían efectos secundarios molestos, como náuseas y abscesos subcutáneos. Por ello, los pacientes que lo tomaban durante largos períodos de tiempo, preferían abandonarlo
Ball desarrolló un proceso para aislar los ésteres de etilo de los ácidos grasos, llamados ácido chaulmógrico y ácido hidnocárpico, del aceite de chaulmoogra para que pudieran ser inyectados, pero falleció antes de poder publicar sus resultados.
No solo su repentina muerte le impidió ver la aplicación de su método, sino que su trabajo estuvo a punto de ser usurpado por Arthur L. Dean, otro científico que continuó con sus investigaciones y trató de bautizar la invención como “Método Dean“. Éste, posteriormente comenzó a producir grandes cantidades de extracto inyectable de chaulmoogra. Sin embargo, Dean nunca concedió a Ball el mérito que se merecía por el descubrimiento inicial. Su nombre podría haberse perdido en la historia si no fuera por una breve mención por parte de Hollmann en una revista médica en el Journal of the American Medical Association en 1922, en la que deja claro que fue Ball quién creó la solución de chaulmoogra, refiriéndose a ella como “el Método Ball”. En dicho artículo, se informó de que un total de 78 pacientes habían sido dados de alta en el Kalihi Hospital, después de haber sido tratados con las inyecciones.
El éster de etilo aislado, fue el tratamiento recomendado contra la lepra. Éste fue un gran alivio para los pacientes de lepra y el único tratamiento efectivo hasta la aparición de los antibióticos en la década de 1940.
Por otro lado, la Universidad de Hawái no reconoció su trabajo durante casi 90 años. Finalmente, en el año 2000, la universidad le rindió homenaje dedicándole una placa con su nombre, situada sobre el único árbol de chaulmoogra del campus. El mismo día, la vicegobernadora declaró el 29 de febrero como «el día de Alice Ball», que se celebra cada 4 años.
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