Aquí se muestra un juego inicial para introducir al alumnado en la temática y conocer sus ideas previas, un vídeo-cuento con el que poder trabajar la figura, vida y trabajo de Alice Ball con los niños y niñas de infantil en el aula. Además, encontraréis actividades para poder reforzar el cuento y los términos usados que podrían causar más dificultad, así como una actividad con la que trabajar las emociones. Dejamos también el texto del cuento, por si os es de utilidad.
(parte delantera)
ACTIVIDAD PARA TRABAJAR LAS EMOCIONES CON EL CUENTO
La actividad consiste en identificar diferentes momentos del cuento con la alegría, la tristeza o el enfado, según como se sienta Alice Ball en dichos momentos. De esta forma, el alumnado trabajará la empatía ya que tendrá que ponerse en el lugar de la protagonista para identificar cómo podrá sentirse.
Para realizar la actividad, se necesitan tres palos de madera y una imagen de cada emoción por cada alumno/a. El/la docente, deberá reproducir el cuento en clase y detenerlo con las oraciones que se indican a continuación. El alumnado deberá levantar el palo de alegría, tristeza o enfado, según crean que se sentirá la protagonista en ese momento.
Alegría
- Alice hacía experimentos con sus compañeros del colegio.
- Alice consiguió ser una científica de verdad.
- Alice consiguió encontrar una inyección para curar a los enfermos de lepra.
- Su amigo Hollman escribió en una revista que el descubrimiento era de Alice.
- Todas las personas enfermas se curaron gracias a la inyección.
Tristeza
- Muchas personas se morían por estar enfermas de lepra.
- Los enfermos se ponían malos de la barriga con el aceite de Chaulmoogra.
Enfado
- Un hombre malo quería poner su nombre al descubrimiento de Alice.
Las tarjetas que podrán utilizarse para pegar en los palos de madera son las siguientes.
CUENTO
Hola, me llamo Alice Ball, nací hace mucho mucho tiempo, en Seattle ¿Sabéis dónde está Seattle? Está muy lejos de aquí, incluso hay que coger un avión para poder llegar hasta allí.
Desde que era muy pequeña, me gustaba mucho la ciencia. Cuando iba al cole, recuerdo que mi maestra nos enseñaba experimentos para hacer con mis compañeros. Me gustaban tanto, que cuando fui más mayor quise estudiar química para ser una científica de verdad. ¿Y sabéis qué? ¡lo conseguí! Y además, me convertí en una mujer muy importante. ¿Queréis saber por qué?
En esa época, había una enfermedad muy mala que hacía que muchas personas se murieran. Se llamaba: LEPRA. Entonces, yo quería descubrir cómo curar a estas personas. Los enfermos, para curarse, usaban un aceite de un árbol muy especial llamado Chaulmoogra, pero con este aceite no se curaban del todo. A veces se lo bebían, pero se ponían malos de la barriga. Entonces, yo empecé a investigar cómo utilizar el aceite para curarlos, pero que no les doliera la barriga.
Después de muchas pruebas, ¡lo conseguí! y encontré la forma de curar a los enfermos. Era una inyección con unas gotitas muy muy pequeñas del aceite de Chaulmoogra, que solo podemos ver usando un microscopio.
Pero ¿sabéis qué pasó? después de todo el duro trabajo y todo mi esfuerzo, vino un hombre malo que quería poner su nombre a mi descubrimiento, ¡pero lo descubrí yo! menos mal que mi amigo Hollman, escribió en una revista que lo había descubierto yo y no el hombre malo.
Así, todo el mundo que se ponía malo de lepra se pudo curar gracias a esta inyección y gracias a que mi amigo Hollman puso mi nombre en la revista, hoy os puedo contar esta historia y que más gente, me conozca. ¡Hasta pronto!
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